Texto: Iván Pichel, OSA
Música: Bensound cute
En estos tiempos en los que nos encontramos, es indudable que la preocupación por la ecología y el medio ambiente va en aumento. Tenemos que tomarnos muy en serio de qué manera estamos cuidando la tierra y todo lo que hay en ella. En este día, la celebración de San Francisco de Asís, patrón de los animales y la ecología, así nos lo recuerda.
Más allá de lo mucho o poco que reciclemos, y más allá de sufrir con resignación los efectos del cambio climático, hoy puede ser un buen momento para pensar y revisar cómo es la huella que dejo en la tierra. Quizá este curso más que nunca, ya que hablamos en nuestro lema de caminar, y no vale caminar y estar en este mundo de cualquier forma.
Pensar en cómo uso las cosas que tengo, porque a veces acumulamos de más; de qué manera aprovecho los alimentos y qué hago con los que no consumo. Los recursos energéticos a mi disposición (¡y tan caros ahora!), los desperdicios que genero… Son tantas las cosas a las que se nos pide prestar atención que podemos vernos abrumados y a veces incluso agotados antes de empezar. Mejor mañana, nos decimos. Que sean otros los que salven en planeta, nos tranquilizamos.
Dios nos regaló esta tierra para que la cultivásemos y la cuidásemos, dice el Génesis. Eso implica el reconocimiento de que no es mía o solo para mí, que es una invitación a estar en este mundo de manera responsable, para que crezca y continúe para los que vienen detrás. Puede que en el fondo, estemos dejando de mirar nuestro mundo como una cosa bella y buena que viene de nuestro Padre Dios por el puro amor que nos tiene, y por eso lo tratamos y lo usamos de cualquier manera.
San Francisco decía de Dios que era nuestra belleza y toda nuestra riqueza. Poniendo un poco más nuestro corazón en él y menos en las cosas, podremos ver cuánto hay de nuestro Padre en este mundo bueno, y así quizá lo cuidemos y queramos más.