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Volver los ojos al Padre

Publicado el 08/03/2022
02:34 min. | 17 visualizaciones

 

"Volver los ojos al Padre”

Cristóbal L. Moya-A. Caro

¡Buenos días! Qué afortunados somos, Señor, porque quisiste quedarte con nosotros y nos permitiste acudir a ti diariamente, a cada momento... Y es que siempre estás con nosotros, así quisiste que fuera. Pero hoy, al comienzo de este nuevo día, es un buen momento para preguntarnos: ¿también yo quiero tenerte, a diario, a cada instante, en mi vida? ¿Quiero que seas esa persona imprescindible en mi día a día, a quien acudo siempre y para todo? Para agradecer lo bueno que me pasa, para fortalecerme y afrontar los momentos que me ponen a prueba, para encontrar consuelo en los tiempos de zozobra o para reírme a carcajadas de aquello que tanta gracia me hace... O, por el contrario, ¿he decidido tenerte como a un salvavidas? Como a aquellas personas a quienes me agarro sólo cuando la fuerza de la tormenta hace que mi vida se tambalee y a quienes, en cuanto la calma regresa, olvido. Señor, somos conscientes de que el empuje de la rutina tiene, muchas veces, un efecto devastador en nuestras vidas. Sabemos que esta hace que nos relacionemos con los demás, y en tantas ocasiones hasta contigo, de manera egoísta. ¡Pero Tú nos diste la clave para luchar contra esto! Pararnos, detener aquello en lo que andemos afanados y volver los ojos al Padre. Quisiste quedarte con nosotros. Y permaneces aquí, junto a cada uno: en la fragilidad del amigo necesitado, en la paciencia del abuelo que espera la llamada de su nieto, en la ternura del padre que derrocha su cariño –aún cuando sólo recibe evasivas y malas contestaciones— , en la risa franca y generosa de un amigo, en el corazón entregado de unos novios... En todos estos sitios estás Tú, Señor. Y acercarnos a ellos, atenderlos, no volverles la cara, es rezarte, es ponernos en Tu presencia y a Tu disposición. Esto es hacer de nuestra cotidianeidad oración; darte Gloria con nuestras propias vidas. ¡Señor, al amanecer de este nuevo día, danos sed de Ti y auméntanos la fe! Que de esta manera nuestra vida sea una constante oración con que alabarte y que nunca apartemos nuestros ojos de Ti, que eres camino, verdad y vida eterna. ¡Buenos días!