Texto: P. Juan M. Paniagua Miguélez, OSA

Música: Amazing Grace - Kesia 

¡Buenos días!

Recordando hoy al buen agustino montenegrino, Gracia de Kotor, del siglo XV, es una buena ocasión para que tomemos nota y nos pongamos manos a la obra desde unos caminos que conocemos perfectamente, pero que muchas veces evitamos en la vida. Este era un hombre de mar y decidió abrazar la vida Agustiniana con más de 30 años gracias a la predicación de un padre Agustinos en Venecia. A partir de ese momento y teniendo San Agustín como máxima inspiración, y a pesar, o precisamente por no tener estudios superiores, se dedicó a las labores de entrega y servicio cotidianos en los conventos donde le tocó llevar a cabo su vida religiosa. El amor a la Eucaristía era sin duda su gran motor que le animaba después a entregarse, desde la más profunda humildad, a las tareas que se le encomendaban.

A nosotros nos toca también aprender de nuestro hermano, y no desechar esas lecciones, que por desgracia nos toca repasar en nuestra vida ante circunstancias, como la pasada pandemia, las guerras abiertas en Ukrania y en Tierra Santa, o esta desgracia inmediata en tierras valencianas. Cuando tenemos ante nosotros estas gravísimas lecciones, no podemos por menos de aplaudir esos múltiples gestos de servicio desde los miles de voluntarios a las asociaciones e instituciones que desinteresadamente aportan su granito o su puñado de arena. Debemos aprender también de los grandes empresarios que humildemente ofrecen generosas cantidades; y de esas pequeñas colectas que se prodigan cerca de nosotros… En todo ello también humildemente, intentemos aportar lo poco o mucho que podamos según nuestras capacidades.

Seamos generosos y aprendamos de nuestro hermano Gracia estos caminos de la humildad y de Servicio.

Muy buenos días, y sigamos teniendo presentes a los damnificados de estas trágicas inundaciones en el sureste español.

¡Muy buenos días!