Texto: Javier Antolín, OSA
Música: K. Mc Leod. A very brady special
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Estamos ya en la última parte del tiempo de Adviento la preparación inmediata a la celebración de la Navidad, por eso el Evangelio del día nos narra el nacimiento de Jesús, en la versión del evangelista Mateo se da un protagonismo a José.
José y María estaban desposados y resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José que es justo decide repudiarla en secreto, es decir, no quiere encubrir con su nombre un niño cuyo padre ignora y, al mismo tiempo, tampoco quiere denunciar a María. Estando en esta tesitura, se le apareció un ángel en sueños y le dijo que tomara a María como esposa, aunque no lo comprendiera del todo. En este relato se nos describe la vocación o el sí de José, pues después de aquel sueño revelador, cambia de parecer. Aunque ya había tomado una decisión, después del sueño en el que recibe un mensaje que le viene de Dios, recapacita y acepta recibir a María como esposa y, de ese modo, se convierten en los padres de Jesús. Tanto José como María aceptan los planes de Dios, pues el Mesías viene de Dios, concebido por obra del Espíritu Santo, por lo que el protagonista es Dios, aunque necesite la aceptación de José y María.
A lo largo de nuestra vida, paso a paso, vamos descubriendo los designios amorosos de Dios, del mismo modo, que María y José descubrieron su vocación y recibieron a Jesús en su familia de Nazaret. La historia de la salvación sigue adelante y Dios nos propone nuevos planes de salvación, que estemos dispuestos a escuchar y responder a su mensaje. Hemos visto, como María y José tuvieron sus dificultades para aceptar los planes de Dios y cumplir su misión. Nosotros también podemos tener nuestras reservas, pero conviene siempre ver esa presencia providente de Dios que sigue acompañando nuestro vivir. Aprendamos también de José a orar y discernir antes de tomar una decisión, e incluso, aunque hayamos tomado ya una determinación, qué estemos dispuestos a reorientar nuestros pasos y abrirnos a los planes de Dios.