El caprichoso es un ególatra

Publicado el 17/02/2025
Agustinos

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Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Bensoundcute

¡Qué difícil es vivir con una persona caprichosa! Nada le contenta, todo le molesta. Es más, todos tienen la culpa de lo que le pasa y no saben contentarle. Se hace la víctima, sin ver que él es el verdugo. El caprichoso es un ególatra que todo lo mira en función de sí mismo e ignora los sentimientos de los demás. Y lo peor es que su problema no tiene fácil solución.

Se cuenta de una buena esposa, que procuraba agradar a su caprichoso marido, pero generalmente fracasaba en el empeño. Era durante el desayuno cuando él se mostraba más quejoso de todo y de todos.

Si le preparaba los huevos pasados por agua, él los quería fritos. Si se los hacía fritos, él los prefería en tortilla. Si se los hacía en tortilla él los quería de otra manera. Una mañana la mujer se dijo: “Hoy no tendrá ninguna razón para protestar”. Le preparó un huevo en tortilla, otro frito y un tercero pasado por agua. Luego, puso los tres huevos en la mesa, y esperó recibir un elogio.

Cuando el hombre vio el desayuno refunfuño y dijo: “Mujer, ¿es que no sabes hacer nada bien? ¡Has frito el huevo que quería para tortilla! y ¡Has pasado por agua el que quería frito!”.

            Todos tenemos algo o mucho de caprichosos. Queremos que nuestras ideas se realicen. Que nuestras palabras convenzan. Que nuestras obras no sean discutidas. A todos nos falta humildad para ver que, si el hombre bueno – según dice la Biblia – peca siete veces al día, cuanto más nosotros que no somos buenos. Todos podemos tener un mal día; pero no podemos hacer que sufran nuestro mal carácter o mala educación quienes viven con nosotros y que demasiado nos aguantan. 

            A la persona caprichosa habría que regalarla una lupa de gran aumento para que pueda ver, reconocer y agradecer todo lo bueno que recibe cada día de los demás y lo poco que ella da a cambio. No se puede ir por la vida con un espíritu crítico y negativo hacia todo y hacia todos. Cuando me quejo, casi siempre el problema está en mí y no en los demás.