Texto: Agustin Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar
Tal vez hoy, no sea el mejor día para hablar de libros, mucho menos de “un libro en custodia”, en singular.
Mi deseo no es insistir en lo que se dice: “cada vez leemos menos”. Algo que probablemente sea verdad desde una visión pesimista. Yo apuesto por la visión optimista e intento “echar una mano” a fomentar la lectura.
Cuando en el Monasterio de La Vid decidimos repartir en varios espacios del restaurante de la Hospedería unos trescientos libros de libre acceso (bien repartidos por muchos lugares y rincones) para leer-y-dejar, pensamos en echar una mano.
Pensamos entonces en sacarlos de la gran biblioteca que tiene 160.000 libros. Con esta medida se facilitaba a los que llegaban al monasterio el aprovechamiento del tiempo mientras se esperaba la recepción de la comida o se escuchaba la admirable oferta del camarero a algunas peticiones y deseos.
Tengo muchos ejemplos prácticos, o prácticas casi mágicas de ver a personas mayores, matrimonios, jóvenes e incluso niños, ponerse a ojear un libro después de sentarse para comer y abrir un libro que tiene cerca, casi con miedo, para, el final, echar un vistazo al idioma del mismo, y leer casi sin querer algo escrito en él. O simplemente ver la capa.
Se trata de libros de divulgación, libros en español y otros idiomas, incluso algunos libros en latín que son los más antiguos y, a veces, más tentadores -por curiosidad- para al final “ojear-cerrar-y-dejar”. Lo fenomenal de esta iniciativa y práctica ha sido romper la barrera del miedo a leer y la tentación, tal vez, de dejar el siempre presente móvil de lado y escoger un libro.
Tengo una propuesta:
1º/ No ir al monasterio de La Vid, aunque no es desechable, pero sí pensar en
2º/ tomar un libro que se tenga a mano y
3º/ considerar ese libro como LIBRO EN CUSTODIA.
Esto es, libro que se toma en la mano, se mira, y se escoge como LIBRO ELEGIDO, que puede ser simplemente para no olvidarlo y tampoco excluirlo del todo. Se tiene en custodia (cuidándolo, considerándolo, y tal vez abrirlo y leer solo unas líneas).
El libro escogido deja de ser un “libro fantasma”, un libro ignorado, y que pase por tanto a ser un libro inútil.
Un libro dejado sin abrir es un “libro muerto”.
Un libro tomado en las manos es un tesoro en propiedad, presente o futura.
Un libro fuera de la estantería y, tal vez, retornado al mismo lugar se transforma en “trofeo”, algo que se cuida especialmente, aunque quizás ya no se vuelva a tocar. Pero si se llegara a leer sería un éxito de héroes del s. XXI.
En todas las bibliotecas hay “libros en custodia”, a veces porque son valiosos y no se ha podido comprar y se tiene de prestado para o bien devolverlo al propietario o leerlo un día, sin fecha todavía marcada. En nuestra biblioteca tenemos algunos de estos libros llamados así y son de mucho valor con estas características porque no se podían comprar o habría que guardar especialmente, para algún día devolverlo.
Estos libros son especialmente protegidos por quien los tiene.
Todos podemos intentar disponer de uno de ellos y ser, cada uno de nosotros, los que le damos ese título (en custodia) y lo dejamos en la fila para un día tocarlo, cogerlo, abrirlo, y tal vez leer algo de él. Ese libro está protegido. Ha sido valorado.
Ha sido salvado del olvido que es el virus que destruye un libro, cuando es abandonado.
Ánimo. Hazte una persona que colecciona un LIBRO EN CUSTODIA.
SERÁ TU TESORO. Tu cuidado y tu ilusión de conocerlo personalmente un día, será tu “trofeo”.