Texto: P. Miguel A. Herrero Gómez, OSA
Música: Amazing Grace - Kesia
Estamos en ADVIENTO
Buenos días
Estamos en adviento. Tiempo de espera y esperanza.
En un mundo, el nuestro, marcado por avances tecnológicos, cambios sociales y desafíos globales, el mensaje del Adviento resuena con una importancia renovada.
En esta era digital, donde la inmediatez y la gratificación instantánea son la norma, el Adviento nos recuerda la importancia de la paciencia y la espera. Nos invita a desacelerar, a tomarnos un tiempo para reflexionar y prepararnos espiritualmente para la llegada de Jesús. Este tiempo de espera nos ofrece una oportunidad para desconectarnos de las distracciones (tantos papeles brillantes y luces de colores) y reconectarnos con lo esencial: nuestra fe y nuestra relación con Dios.
Estamos en Adviento. La esperanza llama a nuestra puerta.
En un mundo que enfrenta crisis climáticas, conflictos y desigualdades, el Adviento nos llama a mantener viva la esperanza. Nos recuerda que, a pesar de las dificultades, la luz de Cristo está siempre presente, guiándonos hacia un futuro mejor. Esta esperanza nos impulsa a ser agentes de cambio, a trabajar por la justicia, la paz y el bienestar de todos.
Y en una sociedad cada vez más individualista, este tiempo nos desafía a mirar más allá de nosotros mismos y a tender la mano a quienes más lo necesitan. Nos recuerda que el verdadero espíritu de la Navidad se encuentra en el amor y el servicio a los demás.
Estamos en Adviento y el adviento nos invita a soñar.
Soñar en grande. Soñar con un mundo mejor, con un Dios cercano, tan cercano que se hace uno de nosotros.
Soñar, como soñó María, aquella humilde joven nazarena, que tras la visita del ángel, aceptó con fe y valentía el plan de Dios, confiando plenamente en su voluntad.
María soñaba con el Mesías, el Salvador prometido. Su sueño no era solo para ella, sino para toda la humanidad. En su corazón, guardaba la esperanza de un mundo renovado por el amor de Dios. Cada día, mientras esperaba el nacimiento de Jesús, María se pondría en las manos de Dios, confiando en su plan perfecto.
El sueño de María nos señala la importancia de la espera con esperanza. Nos invita a confiar en Dios, incluso cuando no entendemos completamente su plan.
El sueño de la humilde María nos muestra que la grandeza no está en el poder o en la riqueza, sino en la capacidad de entregarse a la voluntad de Dios. Su sueño era ver un mundo donde reinara la paz y el amor, un mundo transformado por la llegada de su hijo, Jesús. Este sueño nos inspira a trabajar por un mundo mejor, lleno de justicia y compasión.
Estamos en Adviento.
En este tiempo de reflexión y espera recordemos el sueño de la Virgen María y permitamos que su ejemplo de fe y esperanza ilumine nuestro camino. Que podamos vivir este tiempo con la misma confianza y entrega, esperando con alegría la llegada de nuestro Salvador. Que su sueño de un mundo lleno de amor y paz se haga realidad en nuestros corazones y en nuestras acciones diarias.
Estamos en Adviento. Buenos días.