Evangelio
Domingo XX del Tiempo Ordinario

Escrito el 18/08/2024
Agustinos


Texto:  Javier Antolín, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

Vivir el misterio de la unión con Dios

El Evangelio corresponde al comentario de san Juan a la multiplicación de los panes y se convierte en el discurso sobre el pan de vida. Jesucristo se ha quedado con nosotros en la Eucaristía, al comer de ese pan participamos de la misma vida divina, pues es el mismo Dios, en Jesús, que se nos da como alimento. En la Eucaristía hacemos memoria de su vida entregada por la salvación de todos los hombres y comemos de ese mismo pan, por lo que entramos en comunión con ese misterio del amor de Dios manifestado en Cristo. Por lo que tenemos que seguir viviendo con esa misma entrega y amor total. Se nos dice también que el coma de ese pan vive para siempre, pues participamos de la vida eterna de Dios, que el Padre nos comunica por medio de su Hijo.

La Eucaristía nos hace vivir y habitar en Dios, quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él, es decir, entramos en comunión con Dios. La Eucaristía es un alimento para el camino diario, pero es un alimento espiritual, es el mismo Dios que se nos da como alimento, por eso entramos en comunión con él y participamos de su misma entrega por la salvación del mundo.

Vivir el misterio de la unión con Dios, nos tiene que ayudar a vivir en comunión con todas las personas y hacerles partícipes de esa misma vida divina que habita en nosotros, no solamente vivimos en Dios, sino que esa comida nos hace entrar en comunión con las personas más necesitadas, por eso la Eucaristía es el sacramento de la caridad, pues hace realidad el amor de Dios a todos.