Evangelio
Miércoles XVII Tiempo Ordinario

Escrito el 31/07/2024
Agustinos


Texto: Javier Antolín, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».


Tesoros y perlas

  En el Evangelio de hoy se nos presentan dos parábolas muy semejantes, la del tesoro escondido y la de la perla preciosa. El tesoro lo encuentra un agricultor en el campo sin buscarlo y, en cambio, el mercader busca perlas preciosas y encuentra una perla muy valiosa. El agricultor se sorprende pues no busca el tesoro y lo encuentra de manera fortuita por eso la alegría es inmensa por el encuentro de algo imprevisto, el mercader que se dedica a comprar y vender también se alegra pues ha encontrado una perla que tiene un gran valor.

Así es el Reino de Dios, cuando uno lo encuentra, se llena de alegría y ya no puede vivir sin hacer algo por conseguirlo, por lo que se produce un cambio total en la vida. Pues, como hemos escuchado, el agricultor vende todo lo que tiene para comprar ese campo donde se encuentra el tesoro, y el mercader vende lo que tiene para adquirir la que tiene más valor. No quiere decir que las demás cosas no tengan valor, pero han encontrado algo más preciado y, por eso, hacen todo lo posible para conseguirlo. Ante el tesoro o la perla no podemos quedarnos indiferentes, ya que la alegría es tan inmensa que una vez encontrada no se puede vivir sin ella.

Tenemos que encontrar el tesoro en los campos de nuestra vida, en la vida ordinaria. ¿Dónde está nuestro tesoro? ¿Lo hemos encontrado o seguimos buscando? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para alcanzarlo? ¿Somos capaces de dejar y vender todo lo que tenemos por el Reino de Dios? ¿El hallazgo del Reino es un tesoro que nos llena de una alegría desbordante? ¿Vivimos la alegría por el encuentro y comunicamos el gozo a los que nos rodean?