Evangelio
Miércoles X Tiempo Ordinario

Escrito el 12/06/2024
Agustinos


Texto: Jesús Baños, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


Ley plenificada

Cuando en ocasiones, quizás demasiadas, nos vamos conformando la idea de un Jesús que con su Evangelio y testimonio propone un mensaje abolicionista respecto a la ley, nos encontramos con este evangelio que nos ayude a poner las cosas en su sitio y en su justa medida.  Y es que nos sentimos más cómodos con esa imagen de Jesús que escuchando sus palabras de hoy: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.”

La clave está en lo de “dar plenitud”. Eso supone una auténtica revolución en la forma de entender y vivir la ley. ¿Cómo plenifica Jesús la ley? Extendiéndola, ampliándola…  o si se quiere, resumiéndola, haciéndola ocupar todo el espacio de la vida del ser humano… Todo puede pasar, cielo y tierra, pero ni una ”miajilla” de esa ley plenificada.

San Pablo en la carta a los Romanos nos ayuda a entender de qué estamos hablando: “La plenitud de la ley es el amor”; “El que ama ha cumplido el resto de la ley”. Amar es cumplir la ley entera.

Esa es la propuesta de Jesús: vivir amando. Siempre y a fondo. San Agustín nos lo dijo de aquella manera que recordamos muy bien porque hasta lo cantamos: “Ama y haz lo que quieras”